En un histórico encuentro bajo la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU, se dio a conocer que 91 naciones que conforman la Organización de las Naciones Unidas han unido fuerzas en un comunicado conjunto, liderado por Estados Unidos, con el propósito de erradicar el uso de los alimentos como herramienta bélica.
En una gestión encabezada por Estados Unidos, 91 países miembros de la ONU han asumido un compromiso contundente para tomar medidas destinadas a poner fin a la utilización de los alimentos con fines bélicos.
En el contexto de este movimiento global, Antony Blinken, el secretario de Estado, durante su intervención ante el Consejo de Seguridad de la ONU, subrayó que un total de 345 millones de personas, en 79 naciones, enfrentan la urgencia de la inseguridad alimentaria derivada de conflictos armados.
La embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Linda Thomas-Greenfield, hizo hincapié en que es imperativo que el hambre no sea empleada como instrumento bélico, subrayando la magnitud humanitaria, moral y de seguridad que representa este desafío.
Antony Blinken, en otra línea de su discurso, también señaló directamente a Rusia, acusándola de impactar negativamente en el sistema alimentario global como consecuencia de su intervención en Ucrania y su posterior retiro de la Iniciativa del Grano del Mar Negro. Esta situación ha influido en el aumento de los costos alimentarios en naciones vulnerables.