Parece ser que el mes de marzo fue uno de los más mortíferos para la industria del espectáculo mexicana, ya que, en tan solo cuatro semanas, fallecieron cuatro grandes celebridades quienes lograron quedarse gravados en el colectivo de su público y se tratan de Irma Serrano ‘La Tigresa’, Ignacio López Tarso, Xavier López ‘Chabelo’ y Rebecca Jones, siendo ella la más joven de todos en partir.
La villana de Cuna de Lobos y protagonista de Para volver a amar perdió la vida en la madrugada del 22 de marzo, y en una ironía del destino, la famosa falleció de cáncer, enfermedad que también padecieron sus dos personajes de las mencionadas telenovelas. La noticia fue dada horas más tarde, lo que provocó que varios famosos, quienes habían trabajado con ella, salieran a dar su pésame a través de redes sociales.
Aunque ya pasó más de una semana de este lamentable evento, no todo está dicho, por lo que la revista de espectáculos TV Notas, logró contactarse con un amigo del hijo de la histrionista con Alejandro Camacho, Maximiliano, quien reveló algunos detalles que aún no estaban del todo claros, como el tipo de convivencia que Max y Rebecca llevaron una vez que éste salió de rehabilitación. De acuerdo con el informante, ésta habría sido algo muy positivo para ambos.
Rebecca alcanzó a ver el cambio tan positivo de su hijo, pues retomó el trabajo como músico con tocadas en la CDMX y Monterrey. Eso la llenó de muchísima tranquilidad. Él estuvo con su mamá hasta el último día (…) Max había sufrido mucho por su mamá, pero por otro lado, le hizo feliz ver cómo reaccionó ella con su presencia, le inyectó energía, fue cuando de verdad le cayó el veinte de todo lo que podría ayudarla. Casi lloró de la emoción y le prometió darle paz. A ella le dio mucha alegría escucharlo
De acuerdo con datos del informante, antes de que Jones pereciera aquella fatídica madrugada del miércoles, su hijo le hizo una promesa sumamente crucial, la cual está decidido a cumplir: “Le prometió que le echará ganas a su vida, a su carrera, que ha sido exitosa y puede ser brillante, porque además de sensible e inteligente, él es un chavo muy talentoso (…) Varias tardes Max iba a su casa y se pasaban horas juntos. Platicaban mucho y reían. A veces él le tocaba música que a ella le gustaba”.