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Exhacienda Los Remedios: joya arquitectónica con potencial turístico al sur de Chihuahua

En la Zona del Silencio, a70 kilómetros de Jiménez, Chihuahua, la exhacienda de Los Remedios es un paraíso turístico que prevalece gracias las familias del ejido División del Norte. Se trata de un complejo integrado por construcciones de principios del Siglo XX, aguas termales que se precipitan al interior de una cueva y vestigios rupestres del pueblo Toboso que son cuidados por vecinos como Silverio López, quienes piden a las autoridades apoyo para conservar este patrimonio y difundirlo como atractivo.

A una hora de Jiménez y a dos desde Parral, se encuentra la exhacienda Los Remedios, una joya arquitectónica oculta entre el desierto de la Zona del Silencio de Chihuahua y que es un testigo inerte del paso del tiempo, pero a más de cien años de haber sido erigida, ya se encuentra en ruinas y únicamente es atractivo al turismo el manantial de aguas termales que hay al interior de una cueva.

Lo que en su momento fue una frondosa y adinerada hacienda propiedad de la familia Russek, quienes adquirieron la propiedad a principios del siglo pasado y le inyectaron fuertes cantidades de dinero para su construcción, además, al encontrar entre las montañas una fuente inagotable de agua crearon un espacio para el descanso y rituales, según la leyenda de los pobladores.

Durante ese periodo se llevó a cabo uno de los acontecimientos más importantes que han sucedido en el país: la Revolución Mexicana. De acuerdo a la información, este sitio fue tomado por la milicia villista y fue el rancho de donde el mismísimo Francisco Villa hurtó la yegua llamada “Siete Leguas”, volviéndose toda una leyenda su historia.

Con el paso de los años la prioridad pasó a manos del ejido División del Norte alrededor de la década de los 70s, y fueron quienes se encargaron de su mantenimiento y promoción turística, no obstante, la exhacienda comenzó a deteriorarse y caerse, y actualmente sólo quedan vestigios de lo que una vez fue la adinerada mansión de la familia Russek. Por lo anterior, los propietarios han solicitado en reiteradas ocasiones de los Gobiernos en sus distintos niveles para atender la rehabilitación, principalmente con el objetivo de preservarlo.

Ex Hacienda Los Remedios: un vestigio Revolucionario

En la fachada principal del recinto, en su parte alta, está plasmada la fecha de 1906 en donde se cree que fue construida en su totalidad por Marcos Russek, quien arribó a esta zona del norte del país como inmigrante de origen polaco – ruso alrededor de 1870 y treinta años más tarde compró la propiedad de más de 86 mil hectáreas, construyendo hacienda que contaba con lo necesario para las labores ganaderas y de agricultura, pues además, el terreno contaba con un manantial de aguas termales que hasta la fecha, sigue brotando desde el interior de las montañas.

Se trata de una construcción hecha a base, principalmente, de adobe, piedra y madera. Al centro hay un patio grande adornado con arcos simétricos que reflejan los gustos de su propietario acorde a su cultura. Sin embargo, lo que la distingue es su arquitectura con elementos hebreos, reflejo de las raíces judías de su fundador.

Entre sus características más notables están: pilas rituales (mikvé) utilizadas para purificación religiosa, hechas con piedra y alimentadas por aguas termales naturales que brotan en la zona. Un diseño simétrico y funcional típico de construcciones agrícolas de gran escala.

Asimismo, hay espacios amplios para la producción agrícola y ganadera, incluyendo almacenes, caballerizas y habitaciones para trabajadores y detalles ornamentales únicos como algunos arcos y estructuras que remiten a formas arquitectónicas del Medio Oriente, algo poco común en la región.

Silverio López forma parte del ejido que es propietario de la exhacienda, y relata que su arribo al poblado de Escalón fue a mitad del siglo pasado y recibió clases en un salón que era utilizado como escuela dentro de Los Remedios, y recuerda que había todo lo necesario para aprender, pues era lo que surtía el entonces dueño.

Asimismo, explicó que las caballerizas estaban en su pleno apogeo, pues los diseños únicos y amplios de la hacienda permitían que los animales tuvieran un espacio digno de descanso para luego ser utilizados como medio de transporte y de carga. López narró que como parte de la historia es que en el periodo de la Revolución Mexicana, Francisco Villa tomó la hacienda para convertirla en un centro de operaciones milicias, y de ahí hurtó un caballo al que llamó “Siete Leguas”, lo que ahora es todo un corrido famoso.

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