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Tradición viva: organilleros visitan Parral para compartir su música e historia

En entrevista, Uciel Rodríguez relató que lleva más de 15 años dedicado a este oficio, mientras que su sobrino es relativamente nuevo en la actividad. Ambos destacan la riqueza histórica del organillo, instrumento que, según cuentan, estuvo ligado en algunas ocasiones a los batallones de Pancho Villa durante la Revolución Mexicana. Por esta razón, portan vestimenta color beige en honor a los Dorados de Villa.

Los organilleros, conocidos por “pueblear” de ciudad en ciudad, realizan su recorrido desde Coahuila hasta diversos municipios de Chihuahua, planeando su próxima parada en la capital del estado después de concluir su estancia en Parral. A pesar de las dificultades del camino, Usiel compartió que el amor por la música y la tradición mantiene viva su pasión.

Transportar el organillo no es tarea fácil: el instrumento pesa alrededor de 45 kilos, y aunque anteriormente se cargaba al hombro, hoy utilizan carritos para facilitar su traslado. “Antes era más complicado; ahora nos apoyamos en la tecnología para no lastimarnos tanto”, comentó Usiel durante la conversación.

Sobre la recepción en Parral, agradecieron la amabilidad de la ciudadanía, destacando que muchos reconocen la importancia cultural de su música. “Aunque no todos cooperan, con un saludo o una sonrisa también nos alientan a seguir”, mencionó Usiel, quien también señaló que algunas personas aún desconocen el esfuerzo detrás de su labor.

Como parte de su tradición, los organilleros llevan consigo a “Cirilo”, un changuito de peluche que simboliza a los monos reales que antiguamente acompañaban a los organilleros en sus presentaciones. Esta figura busca mantener viva la memoria de aquellos tiempos y representa un atractivo adicional para el público, especialmente para los niños.

Uciel aprovechó la oportunidad para agradecer a las personas que, de manera generosa, apoyan la tradición. Explicó que las donaciones recibidas permiten dar mantenimiento al organillo y ayudan a su subsistencia diaria, reconociendo el esfuerzo de quienes valoran y conservan esta antigua expresión cultural.

El oficio de organillero, aunque parece sencillo a simple vista, implica largas jornadas de hasta nueve horas diarias bajo el sol, trabajando en semáforos y plazas públicas. Para quienes lo ejercen, más que un trabajo, se trata de preservar una tradición histórica y llevar alegría a quienes escuchan su peculiar melodía.Con su presencia en Parral, los organilleros no solo comparten música, sino también un legado histórico que conecta a generaciones actuales con la memoria colectiva de México. Se espera que su estancia continúe atrayendo la atención y el cariño de los parralenses en los próximos días.

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