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Irán vota en unas elecciones presidenciales sin un claro favorito

Irán celebra este viernes elecciones presidenciales anticipadas tras la muerte del anterior mandatario, Ebrahim Raisí, sin un claro candidato favorito. El descontento de la población por la situación económica y social añade incertidumbre al proceso electoral.

Unos 58 mil colegios electorales abrieron sus puertas a las 8:00 hora local y permanecerán abiertos hasta las 22.00, tras una extensión de cuatro horas del horario en todo el país. La Comisión Electoral iraní informó que 61 millones de personas están llamadas a las urnas.

El líder supremo de Irán, Ali Jameneí, fue el primero en depositar su papeleta en un acto televisado en el que llamó a votar de nuevo, ante las expectativas de una baja participación.

“La continuación, la fortaleza, dignidad y el honor de la República Islámica ante el mundo depende de la participación del pueblo”, aseguró la máxima autoridad política y religiosa del país.

Sin un claro favorito, los iraníes decidirán entre el pragmático conservador Mohamad Baqer Qalibaf, el ultraconservador Saeed Jalili y el reformista Masoud Pezeshkian para suceder a Raisí, quien murió en un accidente en mayo.

El Consejo de los Guardianes, cuerpo que veta a los aspirantes políticos, ha permitido la presencia de un reformista -que buscan cierta apertura del país- a diferencia de en 2021, lo que podría elevar la participación.

Se espera que los resultados se anuncien mañana sábado.

Las encuestas apuntan a una posible segunda vuelta en una semana dado que parece que ningún candidato logrará un 50% de los votos.

El presidente iraní tiene capacidad de decisión en cuestiones nacionales y en menor medida en política exterior y de seguridad en Irán, donde Jameneí ejerce de jefe de Estado con vastos poderes.

Los tres favoritos son políticos con puntos de vista casi opuestos que tendrán que hacer frente a un momento geopolítico muy complejo, con la guerra en Gaza y las tensiones por el acelerado programa nuclear iraní.

Pezeshkian, cirujano de 69 años de la minoría azerí y exministro de Sanidad, comenzó con pocas expectativas pero ha ido ganando peso con un mensaje de acercamiento a Occidente y críticas al velo, a lo que se ha sumado el apoyo del bloque reformista.

Enfrente tiene a Qalibaf, un exgeneral de la Guardia Revolucionaria, exjefe de Policía, exalcalde de Teherán y presidente del Parlamento de 62 años que goza de una reputación de buen gestor y mano dura.

El tercer favorito es el ultraconservador Saeed Jalili, quien ha sido descrito a sus 58 años como un “verdadero producto de la Revolución Islámica” y se muestra opuesto a Occidente.

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