Francia se asoma al abismo de una primera victoria de la extrema derecha en las elecciones legislativas del 30 de junio (primera vuelta) y 7 de julio (segunda vuelta) y está ocasionando situaciones insólitas, como el compromiso político expresado públicamente por deportistas de élite, empezando por la estrella del futbol Kylian Mbappé.
“Somos conscientes de las crecientes dificultades de muchas personas para llegar a fin de mes, el enfado ante la desigualdad, la falta de compromiso y el miedo al futuro”, empieza el manifiesto, firmado por más de 220 deportistas de distintas disciplinas, una cifra que va en aumento porque se van adhiriendo nuevas figuras al escrito.
“Pero como deportistas profesionales, entrenadores y responsables, no podemos resignarnos a que la extrema derecha llegue al poder en nuestro país: La extrema derecha está en oposición profunda con la construcción de una sociedad democrática, tolerante y digna”, declara el manifiesto, publicado el primer día de la campaña para la Asamblea Nacional (legislativo), adelantadas por el presidente francés, Emmanuel Macron, tras el descalabro de su partido centrista en las elecciones europeas, donde triunfó Agrupación Nacional, el partido de la ultraderechista Marine Le Pen.
Entre los firmantes están por ejemplo los extenistas Jo-Wilfried Tsonga, Yannick Noah y Marion Bartoli, la exatleta Marie-José Perec o el regatista François Gabart.
Los firmantes resaltan que “el respeto” es una de las “piedras angulares del deporte” y acusan a la extrema derecha de “pisotearlo cada día”. También sostienen que el deporte enseña a cada uno a aceptar las diferencias, ya sean de color de piel, religiones, acentos, orientaciones sexuales, género o discapacidades. “La extrema derecha”, en cambio, “explota estas diferencias y manipula nuestros miedos para dividirnos”, alertan.
Los ultras lideran las encuestas
No son los primeros deportistas en pronunciarse en contra de la extrema derecha, que según los últimos sondeos —que conviene tomar con distancia dado lo cambiante de la situación política—, podría liderar en primera vuelta con un 29.5% de los votos, por delante de la coalición de partidos de izquierdas y los centristas de Macron. Si el Reagrupamiento Nacional consigue una mayoría en la Asamblea Nacional, el mandatario francés deberá nombrar a un primer ministro procedente de las filas del partido de Le Pen.
De ocurrir esto, se daría una situación única en la historia de la democracia francesa: un presidente a favor de la integración europea frente a un futuro primer ministro xenófobo, antiinmigrante y antieuropeo.